martes, junio 26, 2007

Escapar

A esta altura se hace imprescindible hacerlo, escapar quizás para rasguñar el mar con la yema de mis dedos, para internarme en el desierto intenso y fotografiar en mi alma el verde de un paisaje tranquilo. Escapar se transforma en esperanza cuando la estancia se hace incomoda, cuando se desconoce la rutina y te mata el desarraigo. La aventura me tienta y me jala fuerte, se me cruza por la mente tan sensual como poco factible, como recordándome que quizás no fue necesario esclavizarse. Quizás es el momento de mandar todo a la mierda y hacer la mochila, para viajar y descubrirme, más que descubrir lugares, conocerme más que conocer esta tierra, quizás escapar como forma de reencontrarse, de no seguir negándose. Escapar nada menos que para encontrarte a ti o para que nos encontremos, para ver una puesta de sol degradada en azul y naranjo o una montaña rodeada de silencio, escapar para dejar de invernar, para dejar el estancamiento, escapar...como siempre, como en mis sueños y como en los tuyos.

sábado, junio 09, 2007

Delirio sin tiempo


Llevo tres borrosos días esperando que la caprichosa gripe me suelte un poco y me deje continuar con mi rutina, estar enfermo es entrar a una incomoda capsula de tiempo, donde te obligan a estar recostado en una cama de faquir, por más que te muevas la fiebre te jode y los huesos se hacen sentir ásperos. Hace mucho tiempo que no caía así ante una enfermedad, más aun tuve que tomar remedios, lo que no hacia hace más tiempo. Estoy seguro que el punto clave en esta situación es el delirio, esa hilarante melodía que te confunde y te descompone, que se te mete en la cabeza y le sube el volumen a tus, ya molestos, ruidos internos. El deliro es transitar por una delgada línea con el horizonte en nieblas, sin saber de tiempo ni de situaciones. Quizás es este delirio la mejor parte de estar enfermo, aunque parezca un poco mazoca, despertar en medio de la noche con la fiebre alta y con el sueño perdido, descontextualizado, frágil y quejumbroso, es una experiencia de mierda desde el punto de vista del dolor, pero que mierda es el dolor ante el alivio del alma por un momento de relajo. Anoche cuando desperté enfrente el frió de este invierno hecho a la medida para un ron, puse mis pies sobre mis pantuflas y me le enfrente a la noche como hace mucho no lo hacia, avance por la casa, la luz ausente, miré a mi alrededor, todo estaba en su lugar, todo era todo, la noche no daba lugar para imperfecciones, todo quedaba situado en el mismo lugar donde lo había dejado. El ventanal con sus cortinas completamente abiertas, dejaba que las luces de una ciudad dormida llenaran el cuadro, el silencio aun no me dejaba convencerme por completo que estaba despierto y la fiebre me hacia recordar que el frío era mi peor enemigo. Me quede un rato mirando el no color de la realidad, como que hubiera tenido la posibilidad de para el tiempo de mi vida en ese momento y que el delirio me hubiese dado la oportunidad de detener el ritmo, mi propio ritmo, el ritmo que tienen mis sueños y mis tareas, lo que hago y para lo cual vivo. Luego cuando el cuestionamiento se transformo en angustia, me cague de onda y el tiempo comenzó de nuevo a correr, con sus persistentes segundos y sus puntuales minutos, el frío me tiro a la cama y la televisión pasaba por enésima vez un infomercial de un horrible producto yanqui.